Fullmetal Alchemist (Bones Studio) es, junto a Lost, la mejor serie que he visto durante los últimos años. Edward y Alphonse Elric son dos hermanos que, de niños, utilizan la alquimia para revivir a su madre muerta. Siendo pura ciencia la alquimia se rige por el llamado principio de intercambio equivalente, una especie de principio de la conservación de la energía aplicado a la materia, que establece los límites de lo que se puede y no se puede hacer. Y lo que no se puede hacer, amiguitos, es devolverle la vida a lo que ya ha muerto, so pena de sufrir terribles consecuencias. No es dificil adivinar, entonces, que los dos hermanitos sufren terribles consecuencias, a saber: la madre revive en forma de monstruo burbujeante que muere en minutos, Edward, el hermano mayor, pierde un brazo y una pierna, y Alphonse, que no por hermano menor va a ser menos, pierde el cuerpo entero y si no muere en el acto es porque Edward tiene suficiente presencia de ánimo (ser un alquimista superdotado ayuda) transfiere su alma incorpórea a una antigua (y enorme) armadura que hay cerca. Con todo esto el drama está servido, y durante el resto de la serie los dos hermanos, uno con su brazo y su pierna mecánicos y el otro como armadura viviente, intentan encontrar el modo de fabricar la piedra filosofal, que permite, hasta cierto punto, violar algunos de los límites del principio de la equivalencia y se supone que les permitirá recuperar sus cuerpos.
Lo que hace grande a la serie es la dimensión trágica que envuelve a los personajes, permeado siempre por el principio de intercambio equivalente. Edward es impulsivo, noble, orgulloso, y sus habilidades alquímicas son excelentes, pero la culpa por lo que le ha hecho a su hermano y a su madre le corroe, y junto al gran instinto de protección hacia su hermano guía su comportamiento. Alphonse está atrapado en un cuerpo monstruoso y prácticamente indestructible, pero en realidad es un niño pequeño lleno de buenos sentimientos que lo único que desea es seguir junto a su hermano y evitar que vuelva a hacer algo de lo que luego se pueda arrepentir. Alrededor de los dos protagonistas hay una serie de personajes como el ejército, homúnculus, quimeras, alquimistas locos y ángeles de la venganza, cada uno de ellos con su propia trágica historia. Encontraremos muerte de los seres queridos, genocidios, superación, arrepentimiento, compromiso, honor, traición, y alquimistas, muchos alquimistas. Y curiosamente humor, mucho humor. Un sentido del humor que oscila entre lo sutil y lo chabacano y que no hace más que realzar el componente trágico del argumento. Lo que hace grande a la serie, en definitiva, es lo mismo que hace grande a todas las grandes historias: un argumento inteligente narrado soberbiamente.